“No es sorprendente que la economía se desacelere cuando la Reserva Federal actúa para reducir la inflación”, sostuvo Biden en un comunicado, un día después de que la Fed aumentara por cuarta vez consecutiva sus tasas de interés en busca de detener el alza de precios.
El consumo se mantuvo gracias a los gastos en el sector de servicios que, no obstante, debió aumentar sus precios por la inflación.
En Estados Unidos una sola entidad tiene autoridad para determinar oficialmente los periodos de recesión y es el National Bureau of Economic Research (NBER, Oficina Nacional de Investigación Económica), pero lo hace con un retraso significativo.
“Consideramos una serie de indicadores”, explica la entidad en su sito en línea que, de todas formas, señala “la amplitud del declive de la actividad económica”.
“Esto no se parece a una recesión”, sostuvo Biden, señalando entre otros la fortaleza la del mercado laboral.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, mantuvo que la economía estadounidense es “resiliente” aunque se “desacelera”.
“La mayoría de los economistas y de los estadounidenses tienen una definición similar de recesión: pérdidas sustanciales de empleos y despidos masivos. (…) No es lo que vemos en este momento”, sostuvo Yellen durante una conferencia de prensa.
La mandataria reiteró su visión de que el país está “en transición hacia un crecimiento más estable y duradero”.
La oposición percibe la situación de forma distinta. “Primicia para Joe Biden: no se puede cambiar la realidad discutiendo sus definiciones”, reaccionó el Partido Republicano.
La tasa de desempleo de 3,6% está cerca de su nivel previo a la pandemia, el más bajo de los últimos 50 años, y los empresarios informan que continúan teniendo dificultades para contratar.